top of page

Vivir hoy. Por Yoselin Guerrero Palma.


ree

Siempre había escuchado que los sueños transmiten mensajes y tienen significados. Yo no lo creía, siempre estuve inmersa en mi propia realidad hasta que un día me vi en medio de aquel ruidoso silencio, sin poder hablar ni moverme. Quería gritar, pero me fue imposible hacerlo. Abrí los ojos intentando buscar ayuda: solo pude ver claramente la oscuridad de aquella habitación en la que me encontraba. Mi respiración se aceleró. Mi corazón latía con una fuerza incontrolable. Sentía correr el sudor frío por todo mi cuerpo.


Justo en ese momento, cuando pensé que nada podía ser peor, vi su silueta de nuevo. Un hombre con sombrero negro estaba de pie observando a través de aquel enorme cristal transparente. Llevaba relojes derretidos colgando sobre su cuello, que me hacían recordar lo efímero de la vida y la velocidad con la que partimos. El miedo me consumía y no pude dejar de mirar aquella sombra llena de misterio.


En ese instante, él se giró y con pasos precisos fue acercándose lentamente hacia mí. Sentía su presencia muy cerca de mi cuerpo. Pude detallar aquel rostro incinerado que tanto me aterrorizaba. Cerré mis ojos. Intenté recordar momentos en los que había sido realmente feliz, pero no encontré ninguno. Estuve tan obsesionada con tantas cosas, que olvidé disfrutar lo que significaba estar viva.


Las lágrimas salían descontroladamente de mis ojos y corrían por mis mejillas hasta empapar la almohada. Él seguía allí, a mi lado, mirándome fijamente. Me llené de desesperación, era como estar a medio soñar. Fue entonces cuando acercó su rostro aún más hacia mí diciendo —vive hoy, mañana puede ser muy tarde—. Desperté, y pude comprenderlo todo.


Microrrelato inspirado en “La persistencia de la memoria” de Salvador Dalí.

Comentarios


bottom of page