Un amor trasatlántico. Por Andrea Montagna
- ccomuniacionescrit
- 11 ago 2021
- 5 Min. de lectura

FANTASÍA
Olvido se encontraba arrodillada en el reclinatorio de la iglesia al lado de Tomás, su novio de toda la vida, quien, al finalizar la ceremonia, se convertiría en su compañero de vida, su futuro esposo. No podía creer que se estaba casando con su vecinito, con quien pasaba todas las tardes corriendo por las calles de Ciudad Jardín; con el hombre que le dio su primer beso; con el que la sostuvo y calmó su llanto al fallecer su madre; con el amor de su vida. Volvió en sí al sentir el apretón que le dio Tomás a su mano. Lo miró y lo supo, estaba nervioso. Para ser exactos, ambos lo estaban, pero la felicidad era mayor. Cuando, por fin, el padre indicó que los novios se besaran, a pesar de no ser el primero que compartían, Olvido sentía que el corazón se le saldría por la boca. El beso tenía un ligero sabor a cigarro, pero no era nada nuevo. Tomás fumaba desde los 12 años y a Olvido no le afectaba ya. Este era el mejor cumpleaños que había tenido. Sí, se casaron el día de su cumpleaños. Era un hermoso día en plena primavera, estaba cumpliendo 28 años, y nada le arruinaría su fantasía perfectamente planificada. O eso creía.
Almudena, la hermana mayor de Tomás, nunca terminaba de sorprenderla. Hasta en el día de su boda hacía como si ella no existiese, como si fuese un cero a la izquierda. Nunca entendió cómo una rivalidad política podía generar tanto alboroto. Los De Cospedal, familia de Tomás, provenían de antecesores militares, desde la época medieval, y, actualmente, eran franquistas. Por el otro lado, los Gónzalez-Gallarza, familia de Olvido, eran opositores a Franco e, inclusive, eran perseguidos por el gobierno. El mismo padre de Olvido, Baltazar, murió en la cárcel, cuando ella apenas tenía 2 años. El único recuerdo que tiene de su padre es del día que lo conoció: fue hasta la cárcel con su madre y Bartolomé, su morocho, y le agarró la mano, por primera y última vez, a su padre por debajo de la celda. Una semana después fue ejecutado. Sin embargo, ella no le guarda rencor a los De Cospedal por sus tendencias políticas, más bien les tiene mucho aprecio por ser la familia de su esposo, pero por parte de ellos no siente el mismo cariño y menos por parte de Almudena.
INSISTENCIA
Su vida de recién casados empezó en la casa de la infancia de Olvido, donde, actualmente, seguía viviendo Manuela, su figura materna, su hermana mayor; quien se hizo cargo de ella y sus otros hermanos al fallecer su madre. Manuela se encargó de que todos sus hermanos salieran del nido y formaran una familia lejos de la casa de su infancia, en Ciudad Jardín, y Olvido no sería la excepción. Sin embargo, ella se tomó la atribución, a pesar de ser la mayor, de quedarse a vivir y formar una familia allí. Al ver que su hermanita menor, Olvido, pretendía hacer lo mismo que ella, no le gustó. Al principio les dio la bienvenida, pero al ver que al poco tiempo Olvido ya había dado a luz a Esteban, su primer hijo, y que Tomás había montado un taller de grabado de alto relieve en la parte de atrás de la casa, empezó a amedrentarlos psicológicamente. Cada vez que podía les hacía un comentario. Implícitamente los estaba corriendo de su propia casa, lo cual era injusto, porque ambas tenían el mismo derecho, la casa era de ambas. Sin embargo, a Olvido nunca le gustó el conflicto. Y la correspondencia que compartía con su hermana Purificación le vino como anillo al dedo. Purificación le contaba que en el país al cual había emigrado con su familia le estaba yendo de lo mejor, que las oportunidades de trabajo llovían. Al principio solo se sintió feliz por Purificación, pero al aumentar los comentarios de Manuela insistiéndole que se marchase, decidió proponerle a Tomás el emigrar y comenzar una vida desde cero. Comenzar de cero en un país donde no tengan a nadie que los atormente ni que los trate mal, un país de oportunidades.
TRAVESÍA
-¡Esta es la peor decisión que podéis haber tomado!-exclamó con aparente desagrado Almudena, dirigiéndose Tomás más que a ella-. Aquí está vuestra familia, allá no tenéis a nadie. Pensadlo bien, todavía estáis a tiempo -dijo con evidente desespero en su voz mientras apretaba las manos de Tomás como si le estuviese rogando.
Ya dentro del buque con el pequeño Esteban en brazos y Tomás a su lado abrazándola, Olvido no lograba sacudirse las últimas palabras de su cuñada. No podía creer que, en vez de desearles un buen viaje, decidió recordarles que hace apenas unos escasos años habían secuestrado el buque en el que ellos se irían a Venezuela, el Santa María. Ahora no podía estar tranquila; no sabía si las náuseas que sentía eran producto de los nervios o del oleaje. Estuvieron 22 días atravesando el Atlántico, de los cuales, 10 los pasó vomitando, pero gracias a Dios llegaron a salvo. Llegaron a esta nueva tierra, tierra prometedora. Al país de las oportunidades, a Venezuela.
REALIDAD
En Venezuela lo mayor que hicieron fue tener a otro hijo, Enrique, ya que, de resto, por tener siempre a su amada España en la cabeza no hicieron realmente nada. Entre añorar a un país y temerle a comprometerte con el otro, no estaban ni en uno ni en el otro. Cabe destacar que no les fue mal, pero nunca tuvieron algo propio en Venezuela, vivieron toda su vida alquilados, no por falta de dinero, todo lo contrario. Tomás consiguió bastante trabajo debido a que el grabado de alto relieve era algo innovador en el nuevo país e, incluso, pudo reunir, pero ese dinero decidió invertirlo en un apartamento en Móstoles, España. El apartamento de Móstoles al final terminó perdiéndolo: al principio se mantenía solo, porque se lo alquiló a una familia, pero, al estar lejos, la familia dejó de pagar y tuvo que pedirle a Almudena que se encargase. Almudena, después de recuperarlo, le sugirió que se lo alquilara a Lázaro, un hermano de ambos, y Tomás aceptó. Sin embargo, al pasar los años, la misma Almudena convenció a Tomás de que le vendiese el apartamento a Lázaro, ya que “él no hacía nada con ese apartamento desde Venezuela y Lázaro lo necesitaba”. Y así perdió su única propiedad.
A pesar de no tener esa estabilidad económica, siempre tuvieron la emocional. Olvido sentía que se enamoraba cada día más de su esposo. Era una mujer extremadamente feliz; tenía un esposo y dos hijos que la amaban muchísimo y ella a ellos aún más. Al pasar los años, Tomás se enfermó; él decidió regresar a España en busca de un buen sistema de salud y ella se fue con él. Lastimosamente, con apenas 61 años, Tomás falleció, falleció en su querida tierra, en España. Y los años restantes de vida de Olvido fueron los más difíciles para ella; el hecho de que el amor de su vida la hubiese abandonado no fue para nada fácil. Sin embargo, sufría sola; no dejaba que nadie la viera mal, pero no hubo un día que no pensara en Tomás, un día que pasara sin extrañarlo. Y, finalmente, 10 años después, ya con 70 años, Olvido falleció en Venezuela, pero sus hijos se encargaron de que sus padres se reunieran y descansaran juntos hasta la eternidad.




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