Tres caras en una emergencia. Por Vanessa Rodríguez
- ccomuniacionescrit
- 24 feb 2021
- 3 Min. de lectura

Nancy:
Son las 11:40 a.m. y siento que será un día lento en urgencias, me pongo a hablar con mi compañera neurocirujana Ana Luisa sobre un problema que tuve con mi esposo en la mañana. Veo que se acercan unos niños que vienen a un recorrido por el hospital a ver cómo funciona todo y qué hace cada una de las especialidades, les explico brevemente que hago cirugía general, trabajo con órganos como intestinos, hígados, páncreas… a algunos le pareció divertido a otros no tanto, creo que prefieren los cerebros. Vamos a urgencias, llega una emergencia, un horrible trauma, un niño atropellado; el caos, el movimiento, la rapidez, tratamos de hacer todo lo más rápido posible, hay mucha sangre, demasiada sangre. La niña sigue viendo. Vamos corriendo a cirugía a ver qué podemos hacer por el pequeño, intentar salvarle la vida, vemos esto todos los días, pero operar a un niño siempre es más difícil. Me pregunto camino a quirófano qué será de la niña que vio todo este caos, se debió haber traumado de por vida, ¿dónde estará su mamá?
Alberto:
Caracas está caótica como siempre, carros, camiones, colas de gasolina, todo, estoy saliendo de desayunar con un compañero para patrullar por la zona. Estamos en el carro apenas encendiendo todo y nos llega un 3312 (menor atropellado) nos envían la dirección y vamos a directo a la escena. Terrible, un niño de 8 años aproximadamente, iba por la calle persiguiendo una pelota que se le escapó de la cancha y alguien que iba muy rápido no le dio tiempo de frenar. Llamamos a la ambulancia, pero como todo en este país no había una disponible en el momento, lo subimos en nuestra patrulla y lo llevamos directo al Hospital Vargas de Caracas, nos atienden varios doctores, pero la principal es una doctora alta, flaca y con el cabello rojizo, bastante bella, la verdad, una mujer muy imponente, es la que lleva las riendas la emergencia del Hospital, agarra la camilla, le coloca oxígeno, examina las heridas, es como una superheroína, hace todo al mismo tiempo. Me quedo esperando a ver qué va a pasar con el niño, pero mientras pasa todo eso veo una pequeña niña como de la misma edad parada como estatua viendo todo lo que pasa. Me preocupa que una niña tan pequeña esté viendo todo eso, si para mí es tan traumático, no me imagino para ella.
Julia:
Mi primer día de segundo grado, me toca ir a un hospital a conocer todas las especialidades que hay. Quiero ser doctora cuando sea grande, quiero salvar muchas vidas. Llegamos al Hospital Vargas y conocí a la doctora de cerebros y al doctor que arregla narices, estuvo demasiado cool. Después nos llevaron a conocer urgencias y conocí a la doctora Nancy y OMG, quiero ser como ella, es muy bella y se ve que es la mejor, además que nos regaló chupetas a todos. De un minuto a otro, urgencias se volvió un caos, llegaron muchos policías con un niño lleno de sangre, atropellado, no lo podía creer, quería llorar, pero no podía, nunca en mi vida había visto tanta sangre. En ese momento nos llevaron a todos mis compañeros y a mí a ver a los bebés, eran muy tiernos, pero yo no podía dejar de pensar en el niño atropellado, además que cuando estaba ahí veía a la Dra. Nancy haciendo tantas cosas para salvarle la vida que por un segundo sentía que el miedo se me iba, cuando nos llevaban al salón para enseñarnos radiografías me escapé y me fui a urgencias a ver al niño, se llama Carlos, lo sé, porque un poco después llegaron sus amigos preguntando por él. Volví a urgencias y solo escuché “carga a 300” y la Dra. le ponía unas cosas en el pecho y Carlos brincaba, era una descarga eléctrica, no podía creerlo. No sentía miedo, quería salvar a Carlos.




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