top of page

Transiciones de una estudiante universitaria en cuarentena. Por María Gabriela Luca


ree

Impaciencia, marzo 2020

No puedo esperar a que empiecen las clases otra vez, esta cuarentena ha hecho que me aburra de una manera indescriptible. Los días pasan mucho más lentos cuando no se tiene nada que hacer.



Aburrimiento, junio 2020

Los contenidos de las clases son abrumadores, ojalá los profesores enviaran menos actividades para poder descansar. No es por quejarme, pero la modalidad presencial de la universidad era mucho mejor.



Felicidad, agosto 2020

Al fin se van a terminar las evaluaciones para este semestre en la universidad, más pronto que tarde me estaré graduando y podré tener mi futuro soñado. Independiente, sin cuarentena y feliz.



Tristeza, septiembre 2020

Estoy cansada de no ver a nadie, solo pasan los días y no logro prosperar. El estancamiento que tengo para innovar ha sido terrible. No aprendo, solo vivo. En mi aspecto se refleja mi estado de ánimo: cabello desarreglado, cara descuidada y contextura debilitada por falta de apetito.



Culpa, octubre 2020

Todo es culpa del coronavirus, del gobierno y de mis papás que no me dejan salir. Si pudiese tener más libertad sería afortunada. Ahora a comenzar las clases, en línea, otra vez. La realidad de estudiar así me hace sentir mal.



Aceptación, diciembre 2020

Tal vez no sea culpa de los demás, sino de la manera en la que he percibido las situaciones. Debería aceptar que los hechos externos en realidad no deberían modificar mi interior. Elegir cómo vivir este momento es clave para modificar mi futuro. Yo, María Gabriella, decidí que es mejor restarles importancia a las cosas malas y apreciar lo bueno de cada día.

Comentarios


bottom of page