Tal vez algún día sea un buen día. Por Brakley Michaerzuk Salazar

El 14 de julio de 1999 a las 8:45 a.m. nací bajo la promesa de que tendría el nombre del actor favorito de mi mamá, Bradley Cooper. Para la mala suerte de mi mamá, o la mía, la chica de la notaria no era una gran conocedora del cine anglo y terminé con el honor de portar dos K’s en mi nombre como una Kardashian. Mucho gusto, me llamo Brakley Michaerzuk y creo que se me olvidó cómo ser feliz.

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La última vez que fui consciente de mi felicidad fue el 18 de junio de 2019, quizá eran las 2:00 p.m. cuando hice reír a unas ciento cincuenta personas al mismo tiempo. Apenas y había descubierto que la comedia era algo que quizá podría gustarme, y ese día lo descubrí de la forma más magistral posible. El tema con la comedia es que es lo más parecido a la magia que existe; solo piénsenlo, es causar la misma reacción de manera simultánea a un grupo de personas con diferentes crianzas y maneras de pensar, una persona con una pistola también puede hacer eso, pero yo lo logré con un par de comentarios sobre la masturbación. Recuerdo el primer chiste, cuando me presentaron y se detuvieron los aplausos una chica en el publico gritó: “te amo” y yo dije: “gracias, mamá” y la sala explotó en risas. Sí fue un chiste estúpido y sí estaba tan nervioso que jamás pensé que el dedo meñique pudiera sudar tanto, pero desde ese momento quedé enganchado.

También recuerdo haber sido feliz con cosas más simples, como la primera vez que comí tocino aquel 2 de marzo del 2009 a las 9:12 a.m., o el 20 de junio de 2017 a las 5:00 p.m. en aquel viaje a Tucacas cuando me quedé dormido viendo el atardecer playero, también ayer cuando Izan me dijo “te amo, hermano mayor”.

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Hoy el 07 de febrero de 2021 a las 3:24 p.m., me pregunto si la felicidad es aferrarse a pequeños momentos con la esperanza de crear nuevos en el camino. A veces siento que soy demasiado joven para sentir plenitud o tranquilidad y que quizá es parte del camino que la juventud sea un trayecto truncado y difícil. A veces pienso que al terminar esta supuesta primavera no vamos a querer voltear al pasado porque estamos más cómodos con lo que tenemos en frente.