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Sin cuerpo. Por Ilai Guevara


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Él lo hizo, lo sé. Él lo hizo…


El viernes por la noche me reuní con Britt, mi mejor amiga, por Altamira para tomar unas copas y ponernos al día. Pero la veía muy distraída, algo no dejaba de rondar por su cabeza. Hasta que lo soltó, me dijo que su esposo había estado actuando de forma diferente, que llegaba muy tarde a casa y una vez lo encontró con un beso en el cuello. Esto huele a infidelidad… Hasta que un día, Britt no apareció ni en su casa ni en su trabajo ni en otro lugar. Se esfumó sin dejar rastro. Y de inmediato, su esposo la reportó desaparecida. Pero algo me daba mala espina. Pasé por su casa y lo vi todo: su Jeep tenía cauchos nuevos y su amante se había mudado con él.


Con esto ya no hay duda. Alguien tiene que delatarlo. Creo que lo hizo, pero no puedo probarlo. Sin Britt, no hay crimen. Cómo lo haré, no lo sé. Pero no me rendiré hasta el día en que él…


Gracias a Dios, que mi papá me enseñó todos los caminos de El Ávila desde que tengo memoria; y he limpiado suficientes carros como para saber cubrir una escena. Menos mal, que la madre de Britt va a jurar que estaba conmigo en ese momento. Por suerte, su amante obtuvo una buena póliza de seguro de vida.


Ahora, todos creen que la amante lo hizo, pero no pueden probarlo. La amante cree que lo hice yo, pero no puede probarlo… Como me lo dijeron a mí, ahora se los digo a ellos: sin cuerpo, no hay crimen.


Relato inspirado en la obra El Ávila, por Manuel Cabré.

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