Pirámides confusas y sueños en picada. Por Emmanuel Carrillo.
- ccomuniacionescrit
- 9 nov 2020
- 2 Min. de lectura

En 1920, un estafador italiano llamado Carlos Ponzi hizo una de las mayores estafas vistas a lo largo de la historia. Hombre ingenioso, cuando llegó a Estado Unidos, descubrió, por medio de un correo de Italia, que los cupones de respuesta internacional de correos se podían vender en Estados Unidos más caros que en el extranjero, por lo que el tipo de cambio terminaría por producir ganancias. Ponzi convenció a amigos y asociados de que apoyaran su sistema. En un principio ofreció un retorno del cincuenta por ciento en una inversión por cuarenta y cinco días. Algunas personas invirtieron y luego obtuvieron lo prometido en el lapso acordado. La noticia se empezó a esparcir y el promedio de inversiones comenzó a crecer. Ponzi contrató agentes y pagó generosas comisiones por cada dólar que pudieran traer. El gobierno federal de los Estados Unidos intervino finalmente a Ponzi y, descubierta su estafa, fue enviado a la cárcel. Pero tuvo que ser liberado, ya que pagó su fianza en dos prisiones distintas. Ya en libertad, decidió continuar con su negocio, convencido de que lo podía sostener. Muy pronto el sistema cayó y los ahorristas perdieron su dinero. La mayor parte de las personas que invirtió no obtuvo beneficios. Ponzi fue enviado de vuelta a Italia y, a pesar de que se descubrió su estafa, muchos lo aclamaron como un benefactor.
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En 2008, Bernand Madoff planeó una estafa que consistió en tomar capitales a cambio de grandes ganancias que al principio fueron efectivas. Años más tarde se evidenció que consistían en un sistema piramidal o esquema Ponzi, conocido hoy como uno de los mayores fraudes de la historia. Durante cerca de cuarenta años Bernard Madoff montó una estafa piramidal a gran escala que afectó a bancos, grupos de inversiones, fundaciones, aseguradoras y personas comunes. El monto del engaño fue calculado en cincuenta mil millones de dólares. Madoff fue condenado a ciento cincuenta años de cárcel. Esta estafa provocó tres suicidios: un asesor financiero que dirigió varios inversores a Madoff, un exsoldado británico que perdió todos sus ahorros y Mark, el hijo mayor de Madoff, quien se quitó la vida en 2010, agobiado por las demandas de los acreedores.
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Finalmente, mi caso: un joven lleno de esperanzas, tratando de ayudar en su casa y buscando experiencia laboral encontró una estafa piramidal disfrazada de lo que sería un “trabajo soñado”. Los representantes de la empresa Eforme llenaron mi cabeza de sueños e ilusiones. Creo que nunca había invertido tanto dinero, esfuerzo y tiempo en algo por lo que no obtuve ningún beneficio. Me fui decepcionado, pero con la certeza de que no iba a volver a suceder.
Alrededor del mundo ha habido y hay “negocios” que les han quitado a las personas sus bienes materiales, sus ahorros y hasta sus vidas. No hay que dejarse deslumbrar por la ganancia fácil. Se debe escoger dónde invertir el tiempo y el dinero, y vigilar que el negocio sea lícito y brinde beneficios reales tanto al que acaba de entrar como al que tiene meses o años en él.




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