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Pequeño milagro. Por Teixeira Valeria.


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Poco después de la llegada de los alemanes a la Colonia Tovar, alrededor de 1890 dos señores arrastrados por un trágico viaje de inmigración desde Kaiserstuhl, Emilio y Gregorio Breindembach, llegan a la cima de la montaña donde observan un valle compuesto de bosques y sabanas. A minutos de haber llegado, Gregorio mira fijamente a Emilio y mueve su cabeza de arriba abajo.

-Es un lugar perfecto para hacer historia y trabajar, el clima es fresco y las tierras se ven fértiles para los cultivos -dijo Emilio-. Ambos siguieron examinando el lugar, sin duda necesitaban localizar a la dueña de las tierras. Inmediatamente, Gregorio exclamó:

-¿Cómo demonios encontraremos a esa señora entre la lejanía y la soledad? ¡Debes estar totalmente loco! ¡Es mejor que des gracias a Dios porque eres mi hermano! Solo porque llevas mi sangre te acompaño en esta inútil y absurda aventura.

-Te recomiendo que sigas caminando -dijo Emilio-, te aseguro que lograremos convertir este lugar en un pequeño milagro. Sé que estamos cansados de las fuertes travesías, pero ya falta poco para establecernos. No podemos desfallecer.


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