Pan dulce. Por Verónica Acosta
- ccomuniacionescrit
- 17 ene 2023
- 2 Min. de lectura

5 años: el pan dulce caliente
Todos los días visitamos a mis abuelos al salir de nuestras actividades; cinco de la tarde y ya estamos en su casa para tomar café y comer pan dulce que compra mi abuelo al salir del trabajo. Es un hombre muy puntual, por eso lo trae recién salido del horno, ese es uno de los rasgos que más admiro de él; pero mi favorito, sin duda, es la forma en la que ama a mi abuela. Siempre, mientras compartimos la hora de la merienda juntos y reímos sin parar, le dice lo afortunado que es por tenerla. Y yo… y yo solo espero algún día sentir un amor como el de mis abuelos.
7 años: el pan dulce ya no está tan caliente
Aunque soy hija de un divorcio, me gusta pensar que todavía existe el amor, y cuando escucho a las amigas de mi mamá decir que todos los hombres son iguales, no creo que se refieran a mi abuelo; él es diferente. Hoy, mientras mi abuela y yo lo esperábamos, el reloj marca las cinco y quince minutos, creo que mi abuelo presenta un leve retraso, tal vez lo agarró una cola o el panadero se tardó. Mi abuela mira muy seguido a la puerta, seguro se pregunta cuándo entrará su amado. Cinco y treinta minutos y mi abuelo llega con los panes que no están tan calientes como siempre, tampoco el café; están tibios, pero eso no opaca el lindo gesto que siempre tiene con nosotras.
10 años: el pan dulce está frío
Ya oscureció, se enfrió el café y el reloj marca las seis. Una hora de retraso tiene mi abuelo y ahora fue cuando decidió aparecer. Tal vez no es el mejor padre, pero al menos es un buen esposo y abuelo. Él y mi abuela son lo más preciado que tengo y me gusta estar con ellos, así sea comiendo un pan dulce frío con un café que terminamos mientras esperábamos que él llegara.
15 años: ya no hay pan dulce
Así como se enfría el café, se enfría el amor. Mi abuela ya no está con nosotros, se fue de este mundo y con ella la idea que yo tenía de mi abuelo. Es fácil que se enfríe el pan cuando haces malabares. Tener una vida paralela por una hora suena divertido, puedes ser quien quieras; pero no es divertido cuando pones en riesgo a toda una familia.
Cuando uno crece, empieza a entender muchas cosas: una de ellas, las decisiones de los adultos. Dos casas, dos familias, dos vidas y un corazón roto, el mío.
Yo solo espero no tener algún día un amor como el de mis abuelos.




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