Nada es seguro en esta vida. Por María Liscano
- ccomuniacionescrit
- 8 feb 2021
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–Nada es seguro en esta vida solo la muerte –decía mi abuelo materno al ver a mis tíos y a mi madre aquella Navidad hacer planes de viaje para el próximo año. Lo aseguraba con tanta vehemencia que, hasta nosotros, los nietos que entonces éramos niños, lo entendíamos.
Una mañana, mi abuelo se quejó de no poder respirar; mi tío Héctor, con rapidez, llamó a emergencias. Al realizarle los estudios los doctores confirmaron lo que sospechaban: tenía cáncer, ya había hecho metástasis. Dos días después, tras muchos estudios, mi abuelo yacía en aquella fría cama de hospital, y con la tranquilidad de siempre le dice a mi madre –Si me dan de alta no hay nada que hacer. Ese mismo día le dieron el alta; mis tíos, entre lágrimas, le comunicaron la noticia a mi abuela, quien la recibió con su acostumbrada entereza.
Lo llevamos a la casa. Durante todo el trayecto desde el hospital nadie emitió una sola palabra, únicamente nos mirábamos unos a otros con tristeza. Mi abuelo, entre risas, exclamó –¡Aún no me muero, hablen! Todos soltamos la risa y comenzamos a hablar animadamente.
Un mes después mi abuelo murió, y todos aquellos planes que se habían hecho se iban con él, siempre tuvo la razón: nada es seguro en esta vida, solo la muerte.




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