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Más drama que una película. Por Santiago Terán.


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Llegó el momento del estreno de una de las películas más esperadas de la historia. No había una persona en mi entorno que no hablara de ella, así que puse manos a la obra para asistir con todos mis amigos y convertirlo en un momento memorable.

Mi plan era bastante primitivo, todos mis amigos debían pasarme el dinero y yo iría el lunes en la mañana a comprar las entradas. Empezó la lluvia de transferencias, algunas de las cuales no se hacían efectivas hasta unos días después. Todos me llamaban y me escribían para decirme cuántas entradas querían, tenía la esperanza de una multitud sobre mis hombros. Un día antes del gran estreno alguien decidió revisar por la página web del cine si aún quedaban entradas, dándose cuenta de que más de la mitad ya estaban vendidas, lo que encendió las alarmas y el pánico se apoderó de mí. Se iban a agotar las entradas y todo sería un desastre. Un rayito de esperanza cayó sobre nosotros cuando uno de los amigos dijo que podía comprar las entradas en línea. Veinte minutos después todo parecía ir bien encaminado.

El tan esperado día llegó, íbamos aproximadamente siete personas en un solo carro, montados unos arriba de otros, como un sándwich. Fue un viaje muy divertido y lleno de emoción. Al llegar al cine había una cola para comprar entradas que recorría todo el centro comercial. Nosotros pasamos al lado de la cola triunfantes, porque no teníamos que sufrir tal tortura. Retiramos las entradas, supongo que para ahorrar papel nos las dieron en dos tickets de diez entradas cada uno.

Toda esta historia sucede en la ciudad de Maturín, un pueblo grande. Me encontré con muchas personas, algunas muy cercanas y otras que no veía desde hace mucho tiempo. Entre todo el bochinche me di cuenta de que había perdido la cédula, y lo que había logrado se desmoronó. La busqué por todos lados y no la encontré, no le quería decir a nadie para que no se dieran cuenta de que estaba arruinado, así que después de llorar con mi amigo más cercano seguí adelante como si nada hubiera pasado. Me quedé con un ticket de diez entradas y el otro ticket se lo di a otros amigos. Llegó el momento de comprar los respectivos snacks y cuando voy a pagar con la tarjeta de mi mamá, el que me estaba atendiendo me dijo que no podía pasar esa tarjeta sin autorización. Otro golpe más, que fue más doloroso porque a mí lado estaba la chica que me gustaba, a quien había invitado. Por un momento quería que me tragara la tierra, pero no me quedé de brazos cruzados y salí corriendo a intentar solucionarlo.

Fui lo más rápido que pude al supermercado que estaba en el centro comercial a comprar unas chucherías, cuando llegué había más cola que en el mismo cine, estaban vendiendo harina pan. Si me quedaba iba a perderme la función así que volví al cine, derrotado. Llegué llorando frente a todos, y les expliqué la situación, un chico que estaba cerca me dijo que hablara con el gerente. Fui con el gerente y mi argumento para que me dejara pagar con la tarjeta de mi mamá fue que había invitado a una chica que me gustaba y no quería quedar mal. Después de mucho tiempo discutiendo, el gerente me dio permiso.

Compré los snacks y cuando iba a pasar a ver mi película, se presentó otro problema: el tema de las entradas, un grupo tenía 10 entradas y aún faltaba gente por llegar. Querían meter a unas personas que no habían pagado. Lo sentí mucho por mis amigos, pero abandoné el papel de líder y los dejé con el problema; ya había pasado por mucho, así que me fui a ver mi película contento, a pesar de todo. En ese momento ya nada importaba.

La película fue maravillosa, pero lo que pasó antes de verla tuvo repercusiones: un día entero en una cola para sacarme la cédula, algunos amigos se pelearon por el incidente de las entradas y la chica me dejó. Desde ese día supe que no soy un buen líder y que tanta ambición puede llevar al desastre. La vida se parece a esta experiencia, algunas cosas no fluyen como quisiéramos, pero lo importante es tener claro siempre el objetivo. Y así como yo pude ver la película después de una auténtica odisea, ustedes podrán cumplir sus metas si se mantienen determinados a ello.

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