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Mundos diferentes, intereses similares. Por María A. Gouveia


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Él:

De 36, mirada acechadora, labios rosa, piel blanca, barba perfecta, familia bien acomodada, amante de la cocina, dos carreras, cargo público, defensor de la democracia, buenos principios, imponentemente sexy, soltero. Una vida llena de experiencias, con un coraje y unas ganas de sacar a su país adelante que lo apasionan. Lucha por rescatar los valores y la confianza de una sociedad que parece perdida. Motiva, enseña, impulsa. A través de un importante diario que ha sido golpeado por el oficialismo sigue dando la batalla por la libertad de expresión. Extraña a su familia —perseguidos políticos—, añora su regreso, el abrazo de mamá, las aventuras entre hermanos. Resiste, se renueva, vence. Busca a la mujer de sus sueños. Quiere: estabilidad, confianza, amor y sencillez. Una familia. Un país.

Ella:

De 22, estudiante de comunicación social, instructora de ciclismo estacionario, simpática, de porte europeo, simple, un poco desconfiada, muy reservada, de humilde familia, trabajadora, soltera. Ciudadana que padece todos los males que azotan a esta nación. Sueña con un país libre, es leal, le molestan las injusticias, le atrae la política. Siente admiración por el sujeto del diario. Amaría trabajar para él. A través de sus conocimientos siempre trata de enseñar a las personas a ver las malas situaciones desde otros puntos de vista. Es optimista, cree, se adapta, avanza. Quiere: estabilidad, confianza, amor y sencillez. Una familia. Un país.

Ambos:

Coincidieron. Conversan. Se agradan. Se quieren conocer. Saben que hay una gran diferencia, pero también hay semejanzas, y muchas.

¿Casualidades o causalidades de la vida?

¿Por qué se cruzaron?

¡Aún no lo sabemos…!

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