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Mr. Apple. Por Beatriz Malavé Gámez

Actualizado: 24 ago 2020

En una pequeña isla del mediterráneo, donde todos se conocían, se hallaba Mr. Apple. Un hombre de estatura media, caracterizado por llevar traje, sombrero y por muy extraño que suene, su grandísima obsesión con las manzanas, como si de un tesoro se tratara.

Mr. Apple era conocido como el hombre que obsequiaba manzanas verdes en la isla, en especial a las jovencitas. Nadie conocía muy bien su historia o de dónde provenía, pero de igual manera era muy querido. Los ciudadanos de la isla confiaban en él, tenía un carisma que embriagaba a las personas.

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La joven Cecilia tenia afinidad por las manzanas, es por eso que su amistad con Mr. Apple no resultaba extraña a los ojos de los demás. Recorrían juntos todas las mañanas el camino desde la urbanización hasta su colegio, se despedían y Mr. Apple seguía su camino hasta el trabajo. Esta fue su rutina por meses, pero un día Mr. Apple caminó solo.

Mientras caminaba tranquilamente por las calles, saludando a sus queridos vecinos, regalando manzanas a sus queridas, se le acercó un hombre con expresión de lástima; era el padre de Cecilia. La joven no había vuelto a casa y su familia estaba preocupada. Mr. Apple con todo el pesar del mundo le dijo que no sabía nada de Cecilia, pues ya habían pasado tres días desde la última vez que caminaron juntos.

Al llegar a su casa Mr. Apple siguió su rutina de siempre, tomó las llaves y salió a botar la basura; casi derrama un poco del desperdicio, pero se limpió mientras dejaba la bolsa en el basurero, junto a una falda escolar teñida de rojo y un par de manzanas.

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