Las ganas de salir. Por Daniel Corobos
- ccomuniacionescrit
- 28 ago 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 29 jun 2022
En cada rincón de Venezuela existen personas con su propio infierno. Algunos pueden

salvarse, otros lo intentan pero no encuentran las escaleras para ir a la superficie y otros
más ya son parte del fuego con el que arde ese infierno. Cuando se vive en pobreza,
delincuencia y calidad de vida muy baja, un joven promedio puede verse absorbido por
los estragos de su vecindario. A diario se ven balas como si fuera un gallo despertándote
en las mañanas. Estudiar ya no es esencial. La meta es comer para no ser comido. Es
difícil imaginarse una vida distinta cuando vives dentro del infierno. Eso es una verdad
única y global si vives en Venezuela.
***
Me encontraba visitando a mis abuelos. Ellos viven en el Sector de Propatria en una
zona conocida como Boquerón. En ese lugar pasé la mitad de mi niñez y más de una vez
vi la muerte paseándose en moto a toda velocidad escupiendo fuego y anunciando su
llegada.
Cuando llegue a casa de mis abuelos, un primo, que no veía hace tiempo, me saludo y
hablamos un poco. Me contó cosas que ha vivido y lo duro que ha sido.
–Aquí no hay nada para los chamos como nosotros, no puedo estudiar porque mi mamá
no consigue trabajo, yo no puedo trabajar en algo bien porque no soy bachiller –dijo mi
primo casi con lágrimas en los ojos.
–Debe haber algo que podamos hacer para salir adelante –desconcertado le respondo
ante la situación tan complicada.
–El barrio te destruye, he visto a amigos míos morir a balazos por conseguir algo que
llevar a casa. El barrio te come vivo y si no comes tú primero, no llevas chance.
–¿Y qué quieres hacer?
–Quiero sacarme el barrio de encima.
Como mi primo existen muchas personas más con esas mismas intenciones. Salir del
infierno en el que viven, pero no es fácil ni pensar cómo hacerlo. Unos quieren pero no
saben cómo, para otros ya es muy tarde y solo tienen premisas de muerte en su
camino. El destino de cada uno de los chamos que vive en barrios está casi definido por
algo de lo que ni tuvieron la culpa.
***
Cuando vivía en el barrio de Boquerón, vi cosas que un niño nunca debería ver, cosas
que te transforman la visión de tu entorno y que si no sabes enfrentarlas, podrían hacer
que te transformes en agente transportador de muerte y ser parte de la situación
general de los barrios de Caracas. Yo pude salir de ese infierno y evitar esa nube negra
de tormentas y pesadillas, y ahora que he estado en las dos caras de la moneda, veo lo
complicado que es el panorama para muchos jóvenes del país. Para mí pensar en salir
de ahí era casi imposible, gracias a mi madre eso sucedió sin yo saber nada ni menos
opinar. ¿Cómo debe ser para aquellos que no pueden llevar un pedazo de pan a la
mesa? Pensar en salir del barrio es poner una escalera en el infierno para salir a la
libertad. El problema es que nadie les ha enseñado a subir escaleras.




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