Final diferente. Final feliz. Por Isaac Carrizo
- ccomuniacionescrit
- 29 mar 2021
- 2 Min. de lectura

Comencé primer año de bachillerato en la institución que me vio crecer desde preescolar; siempre he pensado que la educación es el factor principal para el desenvolvimiento de un país, aún más en zonas de bajos recursos. Allí me encontraba yo, un joven de camisa azul dirigiéndose a un colegio público de un sector popular, dispuesto a aprender cosas nuevas, con temor y emoción de encontrar caras diferentes. La enseñanza para entonces era buena, profesores con sonrisas mañaneras que cambiaban cuando aparecía un chico con características de payaso; sin embargo, ahí estaban ellos, dispuestos a ir cada día con la esperanza de que aprendiéramos.
En segundo y tercer año algunos profesores comenzaron a marcharse en búsqueda de un mejor camino que les permitiera crecer profesional y económicamente, ya que se acentuaba la situación paupérrima del país. Observar esto de cerca prendía las alarmas y hacía ver el mundo desde perspectivas distintas; el lugar en el cual había crecido poco a poco se derrumbaba, y así como los maestros, se marchaban las ganas y las esperanzas de muchos jóvenes de entonces.
En cuarto y quinto año la situación empeoró, había muy pocos profesores en la institución (solo tres de doce que debería haber tenido). Esto me llevó a tomar una de las decisiones más importantes de mi vida: irme de allí, buscar otros rumbos, un colegio en el que aprendiera o, simplemente, que tuviera la cantidad de maestros que correspondía. ¿Lo conseguí? En parte sí. Donde terminé mis estudios había maestros increíbles, sin embargo, eran muchos los chicos sin ganas de aprender, un colegio público cuyos docentes se encontraban en una lucha constante por un mejor sueldo, un colegio en el que solo enviaban actividades para el hogar. Las clases eran muy pocas, no aprendí mucho en materia educativa, pero sí en el sentido humano. Hoy día sigo creyendo que esto debe mejorar; si no es así, la sociedad venezolana seguirá viniéndose a menos, construyendo un mundo de pocos profesionales y carente de lo más importante, los profesores, puente magnánimo para los chicos del futuro.
Culminé mis estudios en un año complicado, en un lugar diferente, pero compartir con otras personas y ver otro lado de la página me hizo mejorar, crecer y llenarme de paz.




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