Extrañando. Por Crisleidy Longa
- ccomuniacionescrit
- 7 abr 2021
- 2 Min. de lectura

1)
A pesar de los dos años que llevaba viviendo en Perú, nunca me acostumbre a su comida; cada día que pasaba extrañaba muchísimo a Venezuela, mi tierra. Una mañana, a pesar de la pandemia, una muy buena paisana me dijo que se iba a regresar a nuestro amado país. Me ganó el sentimiento y le dije que me iba con ella.
A los cinco días iniciamos el viaje: 23 horas de Lima a Tumbe en bus (frontera de Perú con Ecuador); 20 minutos de caminata por el centro del Mercado de Guaquilla, Aguas Verdes, Ecuador; 18 horas de Guaquilla a Ipiales en bus; 25 minutos de caminata de Ipiales a Rumichaca (paso fronterizo); 36 horas de Rumichaca al Arauca, Venezuela; 2 minutos en chalana (paso del río Arauca) hasta Apure, Venezuela y, finalmente, 16 horas de Apure hasta Caracas: “hogar, dulce hogar”.
2)
Me encanta viajar en aviones y gracias a mi profesión lo hago frecuentemente; viajar de un país a otro es muy emocionante. En marzo del 2020 me encontraba en Estados Unidos, Florida-Júpiter, pero debido a la pandemia suspendieron todos los entrenamientos y ligas de béisbol profesional; ese mismo mes debía retornar a Venezuela, pero estaban cerrados todos los aeropuertos y nos desviamos a República Dominicana, al complejo deportivo de los Saint Louis Cardinals, mi equipo.
Esos fueron los siete meses más largos de mi vida, siete meses en los cuales extrañé demasiado a mi familia, mis amigos y mi cultura (en el complejo solo veía a mis diez compañeros venezolanos, los campos, el gimnasio, el comedor y las habitaciones); siete meses en los que me enfermé de Covid-19, estuve delicado de salud y con miedo de no regresar a mi tierra, Venezuela, y no volver a ver a mi familia. Con los días me recuperé y esperaba con ansias ese viaje en avión, el más deseado de mi vida; el primero de octubre me subí a un avión para regresar, por fin, a mi país. Al aterrizar en el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía, sentí alivio y una gran emoción. Ya estaba en mi tierra, con mi familia y mi madre.
3)
Al salir de mi país tardé seis días aproximadamente para llegar a Chile, mi nuevo lugar de residencia. Tras tres largos años de mi estadía aquí, aún extraño a Venezuela, mi hermosa Venezuela; extraño mi familia; extraño la joda; extraño la playa; extraño las salidas con mis amigos y la comida de mi madre, que me fascina. Al llegar el fin de semana me reúno con amigos chilenos, quienes siempre halagan mis vestidos, mis numerosas pulseras y mi maquillaje. Y cuando hay parrilladas, aunque siempre tratan de hacerme sentir en casa, extraño a mi querida Venezuela.




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