Eternamente atrapada. Por Alejandra Cermeño.
- ccomuniacionescrit
- 20 ene 2021
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 25 nov 2023

Hace años que no recuerdo mi nombre ni mi cara. La gente pasa a mi lado y no se da cuenta de mi presencia. Sola, recorro las calles, los parques y los prados. Hace años que no tengo hogar ni familia. Mi vida se ha vuelto solitaria desde aquel fatídico accidente que acabó con todo lo que conocía.
Aquella noche de invierno, dormíamos despreocupados, como recién nacidos en una cálida cuna. Pero la paz se acabaría pronto. Dos hombres, altos, robustos, vestidos como la noche y cuyas voces eran ásperas y profundas, entraron a nuestro hogar, tal vez esperando encontrar grandes riquezas debajo de las camas. Para su decepción, en nuestra casa no había más que polvo. Puede que pienses que ante esta situación darían media vuelta y se marcharían. Sin embargo, su frustración fue tal que, movidos por la ira, decidieron acabar con nuestras vidas, mientras estábamos entregados a los brazos de Morfeo. No hubo tiempo de reaccionar. Uno, dos, tres, cuatro, cinco disparos fue lo que se requirió para ponerle fin a nuestra historia.
Hace años que estoy intentando dejar el plano terrenal, para poder reunirme con mi familia, pero mi alma se resigna a irse. Llevo días y noches tratando de encontrar una solución. En cambio, lo que encuentro es desesperanza. Pedir ayuda no sirve de nada, porque la gente se asusta al sentir mi presencia. Así que no me queda más que vagar por los alrededores. Atrapada eternamente entre la vida y la muerte.
Microrrelato creado a partir de “Bajo un uvero” de Armando Reverón.




Comentarios