top of page

El divorcio entre Lady Di y Chanel*. Por Camelia Alegría


ree



Página perdida del diario de Diana, princesa de Gales



20 de junio de 1981


Entré a mi habitación en el palacio. Mis modistas ya habían escogido mi atuendo para la carrera de caballos, pero algo estaba mal. No usaría un recuerdo de su amorío.


Anduve hasta mi vestidor e inmediatamente lamenté mi recurrente obsesión con la marca francesa. Chanel, Chanel, Chanel, CC, CC; en todos mis bolsos, inundando todos mis estantes. Coco Chanel había decidido volver sus iniciales «CC» en un ícono, ícono que no volvería a llevar conmigo jamás. Lo que antes usaba como un símbolo de mi elegancia y clase, se había convertido en un recordatorio constante de la infidelidad de mi prometido.


Después de escucharlo en esa llamada telefónica mi mundo se vino abajo. La imagen que había en mi cabeza de la perfecta familia real se rompió. «Sin importar qué ocurra te amaré por siempre», fueron las palabras que mi prometido, Charles Windsor, le decía a su amante, Camila Parker. Desde que escuché esa conversación los veo juntos en todos lados, a donde miro los imagino riéndose de mí. Así que no, no usaré nada que reviva ese recuerdo, y mucho menos desfilaré con las iniciales de ese par.


Esta situación es increíblemente absurda: yo fui la herida, la traicionada, la víctima, ¿y ahora también soy la única que sufrirá consecuencias? Además de descubrir que mi matrimonio sería una farsa antes de siquiera iniciarlo, debía abandonar también mi marca favorita de bolsos. Insólito, ¿quién es una mujer sin sus bolsos?


Mientras tanto, los adúlteros van a vivir su ardiente amorío sin consecuencias. Porque, claro, consecuencias no habrá, y menos para él. ¿Qué consecuencias podría haber para el heredero del trono de Inglaterra? Mi mandíbula cayó al piso cuando le comenté a su majestad, la reina Isabel II del Reino Unido, lo que había descubierto y obtuve como respuesta «Charles es un caso». Sí, fueron las únicas palabras que me dirigió mi suegra, la «honorable» monarca, portadora de la corona inglesa.


Bueno, sin duda, esta es una situación sobre la que no tengo el control, pero aún lo tengo sobre mi atuendo. Así que cuando llegué a mi vestidor lo revolví por completo, dejándole bastante trabajo a mis mucamas. Y en el último estante estaba, ahí estaba: mi querido Dior. Lo amaba. Dior, «D». Ícono de Diana; D de Diana.


Lo desempolvé y lo colgué en mi hombro, me acerqué al espejo y vi que combinaba a la perfección. Si bien debía salir y saludar como si nada hubiese ocurrido, este pequeño acto de rebeldía me hizo sentir más yo.


Es cierto, no puedo dejar a Charles, yo elegí esta vida. Pero dejaré a Coco para siempre. Adiós Chanel.



*Historia basada en entrevistas a la princesa Diana de Gales en las que Diana compartió con los medios el porqué no volvió a vestir Chanel. Al morir, la firma Dior bautizó en su honor, con el nombre de “Lady Di”, ese bolso que ella tanto usaba.

 
 
 

Comentarios


bottom of page